Guglielmo Scotto, emigró de Italia en 1947 y se quedó para siempre en el Perú

1172

Guglielmo Scotto, originario de Genova y cofundador de la prestigiosa joyería Vasco (1953), nos cuenta detalles de su vida y de su permanencia en el Perú, desde 1947 hasta nuestros días. Una historia de vida que nos muestra el espíritu de lucha y sacrificio de los italianos en el Perú.

¿Sr. Scotto, cuantos años lleva ya viviendo en el Perú?

Bueno, yo en diciembre cumpliré 67 años viviendo en el Perú. Llegué en 1947 a bordo del “Gaboto”, el primer vapor que zarpaba de Italia luego de la II Guerra Mundial. Todavía recuerdo como nos saludaban con pañuelos al aire desde el muelle nuestros familiares a nuestra partida; igualmente el recibimiento en el Callao, siempre con pañuelos al aire, te puedo decir que era un espectáculo emocionante e inolvidable.

¿Cómo era venir de Italia al Perú en esa época?

¡Qué te puedo decir! Era muy difícil. Veníamos de sufrir las secuelas de la II Guerra Mundial, prácticamente la vida era muy dura en Italia. En Genova, por ejemplo, donde yo vivía, era bombardeada todas las noches, pero menos mal que no eran las bombas que caían en Berlín o en Londres, sino no estaría acá. Por eso la idea de emigrar era una buena opción ya que nuestra ciudad estaba en escombros, destruida. Así fue que una hermana y un cuñado que tenía en el Perú me dijeron de venir para acá porque la vida era normal. No lo pensé mucho me embarqué, llegué y me enamoré del país, ya que fui recibido con los brazos abiertos por los peruanos.

¿Cómo era el viaje en el vapor?

Se viajaba bien, pero debo decir que, como fue el primer vapor de pasajeros que zarpaba de Italia después de mucho tiempo, ya que durante la guerra los viajes estaban suspendidos, desde el capitán hasta el último pasajero se marearon. Pero eso era lo de menos ya que la verdadera aventura comenzaba en el estrecho de Gibraltar, allí nos esperaban olas enormes que barrían toda la cubierta, prácticamente el vapor se metía de cabeza dentro de ellas, pero nosotros como buenos ligures conocemos el mar y sus caprichos.

¿Cuándo llegó a Lima qué fue lo que más le impresionó?

Bueno, yo te puedo decir una cosa: Lima, o se ama, o no se ama. Lima y en general el Perú tiene todo lo que no tiene Italia. Pero Italia, después de la guerra, empezó a hacer todo, en cambio en el Perú estaba todo por hacer, y todavía hay mucho por hacer. Desde el inicio comprendimos que era un tipo de vida que no era el nuestro, pero que sí pudimos asimilar. Y de seis que venimos al Perú ahora somos 52. Yo tengo 7 bisnietos, todos italo-peruanitos felices y contentos; el último de ellos está por nacer, será una mujercita. Claro a lo largo de nuestras vidas ha habido momentos buenos, momentos malos, negocios que han ido bien y otros no tan bien, pero yo soy luchador y todavía tengo ese espíritu en alto.

¿Y cuál fue su primer trabajo en el Perú?

Apenas instalado en Lima junto con mi cuñado pensamos en poner una joyería. Yo la verdad no era joyero pero era conocedor de las piedras preciosas, ya que había estudiado todo eso en Italia. Pero antes de abrir el negocio tuvimos que esperar un tiempo para que nos mandaran la maquinaria de Italia, y en ese lapso de tiempo me dediqué a trabajar en RAMSA, donde la gente se comportó muy bien conmigo y me trataban con mucho cariño, me ayudaban con el idioma y cuando entendía lo que me decían yo siempre respondía “capisco”, y para ellos les sonaba como Pisco, bromeaban conmigo y me decían que quería Pisco. Los primeros años en el Perú fueron muy emocionantes para mí, sobre todo por el nacimiento de mis hijos, todos ellos nacieron acá en el Perú.

¿Cómo era la comunidad italiana en esos años?

Con mucha mayor presencia en la sociedad peruana que ahora. Como calidad puedo decir que era superlativa. Cierto que hoy en día hay más italianos, todos muy correctos, no se puede decir nada. A mí me toco ser presidente fundador de la Asociación de Italianos en el Perú (AIP). En esa época había mucha preocupación por el bienestar de los italianos. Si un italiano tenía algún problema se buscaba de ayudarlo o de facilitarle su regreso a Italia. Éramos todos ligures y desde nuestra llegada el Perú nos recibió con los brazos abiertos. Nuestros descendientes se han integrado bien a la comunidad peruana, siempre han estado presentes en todos los sectores, incluso también en el Gobierno.

¿Por qué los italianos no se fueron durante las épocas de crisis que sufrió el Perú?

A diferencia de los emigrantes de otros países, que cuando han sacado lo mejor del Perú se van a sus tierras, los italianos más bien se quedan en el Perú. Es una cosa rara, pero siempre se quedan a seguir luchando, y aquí me viene a la mente un discurso que tuve la oportunidad de pronunciar en esos años de dificultad durante la Festa dell’Italia en el Hotel Crillón, cuando me invitaron a tomar la palabra para hablar sobre la comunidad italiana, dije: “aquí estamos los italianos del Perú con nuestra calidad y nuestros defectos, junto a ustedes amigos peruanos y con ustedes comprometidos en la tarea maravillosa de levantar al Perú, porque también lo consideramos nuestro Perú”

Usted fue muy amigo del recordado cantante Piero Solari

Sí, ya lo conocía de a bordo. Piero Solari fue un gran italiano que amó al Perú enormemente. Tengo muchas anécdotas con él, además tengo una video con él que no lo tiene nadie y que se lo tengo que entregar a sus familiares, allí se nos ve visitando los lobos marinos en el Callao con Mario Piacenza, otro amante del Perú y de su cultura. Todos juntos fuimos a las islas del Callao y grabamos a los lobos de mar que allí estaban y que nos seguían a donde íbamos. En el video estamos mi esposa y yo, Mario Piacenza, Piero y su esposa Gloria. En una secuencia se le puede ver a Gloria diciéndonos con orgullo: “Este es mi Perú”.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here