Descubre cómo fue el terremoto de Lima de 1746 que destrozó la ciudad y desapareció al Callao

Una de las catástrofes más grandes en la historia de nuestra ciudad ocurrió la noche del 28 de Octubre de 1746. Bastaron sólo 3 minutos para que toda la arquitectura colonial más bella de la época terminara literalmente por los suelos.

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A continuación un resumen de la carta escrita por el Padre Pedro Lozano de la Compañía de Jesús al padre Bruno Morales, de la misma compañía, entonces Procurador de la Corte de Madrid, donde cuenta los hechos ocurridos tanto durante como después de la tragedia.

“El 28 de Octubre de 1746 como a las diez y media de la noche, se sintió en Lima un temblor de tierra, tan violento, que en menos de tres o cuatro minutos de duración, arruinó enteramente la ciudad. Fue tan repentino el mal, que nadie tuvo tiempo de ponerse al seguro, y fue tan universal el estrago, que nadie pudo evitar el peligro con la huida. Han quedado solamente en pie 25 casas; y sin embargo, por una protección particular de la providencia, de 60,000 personas de que se componía la ciudad, no pereció más que la duodécima parte.

De las dos torres de la Catedral, una cayó hasta la altura de la bóveda de la iglesia, la otra hasta el paraje donde están las campanas; y lo demás que queda, está en muy mal estado porque despedazándose sobre la iglesia, ambas demolieron sus bóvedas y capillas hasta donde alcanzaron, y es necesario un desmonte general para reedificarla.

Terremoto di Lima nel 1746La caída de los grandes edificios arrastró tras sí la ruina de los pequeños y llenó casi todas las calles de la ciudad de escombros. El magnifico arco triunfal, que había construido sobre el Puente el Excelentísimo Señor Marqués de Villa García, Virrey del Perú, en lo alto del cual había colocada una estatua ecuestre de Felipe V, a pesar de la majestad y riqueza de su arquitectura, cayó a tierra y fue reducido casi a polvo. El palacio del Virrey, que en su grande recinto contenía las Salas de la Real Audiencia, el Tribunal de Cuentas, Caja Real y demás oficios de la dependencia del Gobierno, han quedado sin habitación, ni oficina capaz de subsistir. El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición está imposibilitado a seguir el curso de su despacho, arruinadas enteramente las viviendas de sus casas y su magnifica capilla pública. La Real Universidad, los colegios, y otros edificios de consideración, sirven solamente de funesto espectáculo y de triste recuerdo de lo que fueron. Tanta magnificencia abatida y tanta riqueza sepultada, es motivo de un continuo llanto; y en medio de tantos estragos, se ven los habitantes necesitados a alojarse en las Plazas o en los Jardines.

Pero fue incomparablemente mayor el daño en el Puerto del Callao, donde en la misma hora se sintió el terremoto sumamente violento. Resistieron a su primer ataque algunas torres y una parte de las murallas; pero media hora después, cuando los habitantes empezaban a respirar y recobrarse, se entumeció el mar, se elevó a una prodigiosa altura y se precipitó con horrible estruendo sobre la tierra, sumergiendo los mas grandes Navíos, que se hallaban en el puerto; y elevando algunos por encima de las murallas y torres, los llevó a varar mas adelante de la población, arrancando además de los cimientos cuanto en ella había fabricado, casas, edificios y murallas. Las aguas anegaron a todos los moradores de aquel vecindario y no se distingue el lugar donde estuvo la ciudad, sino por sus dos grandes puertas. En fin, para conocer cual fue la violencia del mar, basta decir que éste transportó la iglesia de los Padres Agustinos, casi toda entera, a una isla distante, donde se vio después.

Terremoto di Lima nel 1746No se desconcertó la firmeza del Virrey en tan urgente peligro. Envió orden a todas las justicias de las provincias vecinas, para que cuanto antes hiciesen conducir los granos, que pudiesen hallar. Juntó a todos los panaderos, y los hizo trabajar día y noche en reparar los hornos y los molinos. Hizo limpiar los acueductos y fuentes, para que no faltase el agua. Dispuso que se vendiese carne como antes del estrago; y encargó a los dos Cónsules a que velasen sobre la ejecución de sus ordenanzas. Mandó, so pena de la vida, que ningún particular tomase cosa alguna en la costa, y para hacerse obedecer en un punto tan importante, hizo levantar dos horcas en Lima, y otras dos en el Callao. Ordenó que se hiciese una lista general de las reparaciones más urgentes y necesarias, para que viviesen los habitantes con seguridad. Quiso también que se formasen planes, y diseños para reedificar la ciudad; y estuvo en ánimo de hacer edificar las casas con tanta solidez que pudiesen resistir a semejantes temblores. Fue encargado de esta obra el Señor Godin, de la Academia Real de las Ciencias de Paris, enviado por el Rey de Francia. Lo que mas embarazaba a su Excelencia en las circunstancias de una guerra actual, era el fuerte del Callao, siendo como la llave de este Reino, y así habiendo provisto suficientemente a Lima, pasó con el Señor Godin al Callao, a escoger un terreno, en que se pudiesen construir fortificaciones, capaces de detener al enemigo, y establecer almacenes suficientes para que no se interrumpiese el comercio. Finalmente, causó el terremoto grandes estragos en todo el contorno; por un lado hasta Cañete, y por el otro hasta Chancay y Huaura”.

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